Los Andes son una cadena montañosa de Sur América que se extiende casi paralela a la costa del Pacífico, desde el cabo de Hornos hasta las proximidades de Panamá. Es uno de los sistemas montañosos más grandes del mundo. En sus 8.900 kilómetros de longitud atraviesa siete países: Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela.

La Cordillera de Los Andes, que discurre a lo largo del borde occidental de Suramérica, es una de las formaciones naturales más complejas de la Tierra, la más larga y la segunda más alta del planeta.

Andes es un nombre Aymara castellanizado que quiere decir “montaña que se ilumina”. Este nombre deriva de los términos Aymaras Qhantir Qullu Qullu utilizados por el pueblo Qulläna para expresar lo que sucede en las altas montañas que, a la salida del sol, son las primeras en iluminarse, y al atardecer son las últimas en recibir sus rayos.

El origen de la voz Andes, según algunos historiadores, proviene del término quechua anti —cresta elevada—, pero otros aseguran que deriva de la voz aimara anta —color cobrizo—, la misma que en quechua corresponde a cobre. En todo caso, el término fue empleado por primera vez como topónimo en 1609 por el Inca Garcilaso de la Vega en su crónica Comentarios Reales de los Incas, cuando hace alusión a las montañas de color cobrizo de la región de Cuzco; dicho cronista también utiliza el término Antis, sonoramente emparentado con Andes, para referirse a los habitantes de la Cordillera Oriental de Perú. Sin embargo, en 1572 otro cronista, Pedro Sarmiento de Gamboa, utilizó la expresión cordillera de los andenes al referirse a un paisaje modelado por muchas terrazas de uso agrícola en las montañas peruanas y es posible que de este término más tarde derivara Andes.

La elevación y plegamiento de las rocas sedimentarias –de las que están compuestos los Andes– se originaron durante el periodo cretácico, cuando la corteza terrestre de la placa del Pacífico inició la subducción de la placa sudamericana en el proceso conocido como tectónica de placas. Las fuerzas tectónicas que se generaron por esta colisión desencadenaron erupciones volcánicas y terremotos, que en algunas partes elevaron los Andes por encima de los 1.500 metros sobre el nivel del mar durante más de 28 millones de años.

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