Quindío” es un quechuismo de los tiempos de la Conquista que nació́ para denominar una región con abundancia y variedad de colibríes, esos pequeños mensajeros de los espíritus en la cosmogonía de los pueblos prehispánicos, desconocidos para los europeos y que aún hoy en día, 5 siglos después de su descubrimiento, nos siguen asombrando con su singularidad y su hermosura.

Quindío es una palabra de derivación mixta que procede de la raíz quechua “q’inti” que significa colibrí́ —“kindi” en sus variantes de los pueblos de la sierra ecuatoriana o “quinde” en los demás al norte de los límites septentrionales del antiguo Tahuantinsuyo donde conserva inalterable su significado— y del sufijo español “ío” que procede del latin “ius” o “ium”, morfema de valor y uso colectivo e intensivo con el cual se designa una cantidad imprecisa de algo como en los vocablos “caserío”, “rancherío” y “gentío” que aluden en su orden a pluralidad de casas, de ranchos y de gentes.
Así́ las cosas él término “Quindío” debió́ brotar de la boca de los conquistadores españoles para caracterizar a un territorio rico en “kindis”, es decir en colibríes, como lo sigue siendo ahora, pese a las amenazas de extinción, según lo certifica la ornitología que sitúa a Colombia como el país del mundo con el mayor número de especies de estas aves diminutas (165 de 343 registradas) y a la Hoya del Quindío como una reserva natural donde habitan muchas de ellas.
Fuentes: Germán Medina Franco y La Crónica del Quindío.